miércoles, 20 de abril de 2011

HISTORIA DE JULIA RANA

Me llamo Julia Rana, nací en la ciudad de Bahía blanca, el día Domingo, 8 de Octubre de 1967, un día muy lluvioso, en la calle Soler, (no es la dirección que figura en mi partida de nacimiento), en la casa de la partera María Margarita Grecco (fallecida). El médico obstetra-ginecólogo de mi madre (muy renombrado en la ciudad, ya fallecido también) quedó en avisarles cuando se produjera un nacimiento. Así que ese mismo día a las 17 hs. la partera avisó mi nacimiento. Unos sobrinos de mis padres, en el año 2009 aportaron los pocos datos que tengo sobre mi madre biológica, una chica de unos 18-22 años de edad, de una estatura de 1m55 cm. (aprox.) rubia y que vivía en la ciudad vecina de Punta Alta, de apellido GOMEZ, junto a ella se encontraba un hombre de estatura alta, rubio y con el aspecto de ser de la Marina, no se sabe si era su padre, su marido o algún otro pariente. A los tres días de mi nacimiento, mi madre biológica viajo desde Punta Alta en compañía de una mujer (recuerdan que era su hermana) hasta la casa de la partera en Bahía Blanca en busca de ayuda, ya que una vecina puntaltense la había denunciado, por su llegada al domicilio sin panza y sin bebé. Ante este pedido, un cuñado (fallecido) y un sobrino (actualmente vive) de mis padres adoptivos, la visitaron a mi madre biológica en su casa de Punta Alta, de la cual no tengo la dirección exacta pero si tengo el dato que era una casa interna situada a tres cuadras de la plaza principal, para tranquilizarla y explicarle que el juez de turno en Bahía Blanca ya había echo todos los “tramites” pertinentes y que ya estaba anotada en el Registro Civil de Bahía Blanca como hija legitima de mis padres adoptivos.-

A los 25 años confirmé mi adopción, sospechándolo desde mis 12 años, pero recién ahora con la ayuda de Internet y las Agrupaciones que se dedican a ayudarnos a los hijos biológicos me lancé a la búsqueda de mi origen biológico.

Aparentemente mis padres biológicos hicieron su propio PACTO de SILENCIO, y tienen miedo, de hablar y/o buscarme, como si hubieran cometido algún delito, un delito que para mí nunca existió, pues hoy después de tantos años no les voy a reprochar nada por haberme tratado de hacerme un bien, que no iban a poder criar, cómo es mi caso, el amor que he recibido de mis papás, ya fallecidos, fue incomparable y yo les agradezco eternamente el que me hayan dado una infancia feliz, una educación y, por sobretodo, mucho amor, vivían por y para mí, lamentablemente, ya no están conmigo. No es bueno seguir cargando esa cruz sola manteniendo ese secreto, es hora de asumir las responsabilidades y contar la verdad, de demostrar que se es una verdadera mujer, liberando su espíritu ante Dios que, estoy segura, ya las ha perdonado. Pidan ayuda, pero hablen. Sacándose ese “peso” de encima podrán apreciar una nueva vida. No basta con confesar el “pecado”, hay que tratar de ayudar a reparar el problema creado. Busquen por Internet. Si no saben cómo se hace para entrar a Internet, pregunten. Alejen ese gesto adusto que se les produce por ocultar una parte importante de su pasado. Estamos en el siglo veintiuno, hace rato que terminó la Inquisición. Como personas sabemos que tenemos componentes heredados y componentes adquiridos. Ambos forman la PERSONA. Conocer los orígenes nos da seguridad. Nos permite saber QUIENES SOMOS. Dónde estamos apoyados. Nuestra raíz. Es muy complicado explicar lo que se siente cuando se desconocen los orígenes. Sobre todo a personas que no han sentido esto, saber quiénes somos sirve para sentirnos COMPLETOS. Con nuestro PASADO y el PRESENTE. Aquí no se trata de culpar a los padres biológicos o a los adoptivos o a los apropiadores. Cada uno habrá tenido sus motivos para hacer lo que hizo y tampoco somos Dios para juzgar. Pero tampoco nadie es Dios para decirnos si PODEMOS O NO saber nuestro pasado. Negarnos la posibilidad de conocer nuestra historia es condenarnos a vivir sin poder construir nuestra persona. Es un proceso muy intimo e interno, un encuentro MUY PERSONAL, que tiene sus tiempos de elaboración. No todos procesamos de la misma forma el conocer nuestros orígenes y nuestra historia. Tal vez usted, como muchos, pueda asociarse con un rostro, una voz, una historia. El tema es muy delicado se calculan millones de personas en nuestro país buscando su origen biológico, que van desde los 75 a los 15 años de edad, Deseo dejar constancia que no tengo ninguna intención de transfondo. Simplemente, y no es poco, quiero CONOCER MI ORIGEN BIOLÓGICO.




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